Hoy, restaurada con cuidado a fin de conservar hasta donde fuese posible su diseño original, la hacienda abre sus puertas al turismo, ofreciendo a sus huéspedes:
15 "villas" provistas de sala, comedor-cocina en terraza, una o más recámaras, baños, jardín individual y pequeñas albercas.
8 "ripios" -casas a la usanza tradicional maya, con techo de palma- con recámara, baño y jardín.
Restaurante y salón de usos múltiples (juegos de mesa, billar, etc.),A ello se sumán canchas de tenis, baloncesto y alberca así como caballos y bicicletas.